23/6/11

Scopus

El control bibliográfico de la producción de los autores de un hospital o una universidad como resultado de sus investigaciones y de su práctica asistencial es necesaria para probar el rendimiento de la gestión y del personal e incidir en la política científica. El pasado mes de febrero la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT)  conjuntamente con el grupo de investigación SCImago han publicado (*)  un estudio sobre la producción bibliográfica española el año 2008 y se puede apreciar que nuestro Hospital del Vall d'Hebron ocupa un lugar prominente.


Como el equipo que ha elaborado el informe dice haber usado Scopus como fuente de información, he dado un primer vistazo a esta plataforma, que nunca antes había usado. Aparte de que he hecho una pequeña guía para iniciar a otros usuarios no puedo o no debo extraer más conclusiones. Lo que sí no quiero dejar de observar es el hecho de que el índice h se extraiga de las citaciones posteriores a 1995 (**) y que este pequeño detalle no esté más que apenas destacado en gris clarito en la pantalla, como si se dijera "con la boca pequeña". En mi opinión no es cualquier cosa, ya que el índice h no coincidirá con el que se pueda calcular a a la vista de los resultados en la propia tabla de Scopus y ya no digamos en la Web of Knowledge. Pero, como se decía hace unos años ante una desconexión televisiva, "permanezcan atentos a sus pantallas".



(*) El estudio puede descargarse en la seguiente página: http://icono.fecyt.es/contenido.asp?dir=05%29Publi/AA%29IBACE (consulta: 19 de junio de 2011)

 (**) El 27 de marzo de 2014 el blog de Scopus anuncia el proyecto de expandir el análisis de las citas al periodo anterior a 1996.

(***) Vr. 2.2. de la guía de Scopus

7/6/11

Creativos y seguros (SafeCreative)




a licencia de Creative Commons que he adoptadola mayor parte de las veces es la que implica: 1) el reconocimiento de la autoría, 2) que no se pueden realizar obras derivadas, y 3) que no se pueden obtener beneficios comerciales. El código generado por el web de Creative Commons puede ser modificado, cosa que yo he hecho, a fin de incorporar más información sobre los créditos.
He mantenido pues en esencia el contenido del código html. El símbolo lo he venido utilizando hace cosa de tres años. Sin embargo me he encontrado que en algunas ocasiones se ha ignorado, en los dos sentidos de la palabra ignorar, la advertencia del reconocimiento de la autoría. Como mi otro blog es muy sobrio y no deja mucho espacio a las extravagancias de la inusabilidad, creo que no es una cuestión de ineficacia en el diseño o la estructura de la página sino que es una falta ajena y de netiqueta. 
He visto textos de Álbum del tiempo en webs de skrapers pero se ha de decir que estaban siempre enlazados a la fuente original. Alguna vez he descubierto alguna apropiación intelectual incluso de textos completos y no solo de mis neologismos o metáforas.  Eran propiamente plagios. Por mucho que pueda sorprender hay apropiadores intelectuales entre algunos periodistas, pésimos editores (publishers)  e incluso algún bibliotecario. En Barcelona vivimos una sentencia favorable a una bibliotecaria que tenía una causa por plagio, y que la ganó, en segunda instancia pero la ganó.
Que yo sepa, en las causas por plagio o por manipulación de la propiedad intelectual (con incumplimiento del contrato), en los juicios nunca ha intervenido un perito bibliotecario, y es un tema que está siempre llevado por profesionales de la abogacía, algunos de ellos especializados en el tema. Por ley ahí tenemos un lugar, pero no lo hemos ocupado.
Anécdotas aparte, que menciono por el gusto o disgusto de probar que tengo alguna experiencia, el hecho es que hay una cierta tendencia con mucho peso en las redes sociales, que es la de oponerse abiertamente a los derechos de autor. Que es un tema que interesa mucho se demuestra por el hecho de que la Plataforma Democracia Real Ya o el movimiento que se  originó el 15 M, en su manifiesto, tiene un primer punto de los siete de su articulado, de libertades ciudadanas y democracia participativa donde se propone:  “No al control de internet. Abolición de la Ley Sinde.”
Desde mi punto de  vista como bibliotecaria y como escritora, considero que la libertad de la información y de acceso a la cultura es un bien precioso, pero que se han de respetar los derechos de los autores y de explotación, sin que estos sean abusivos. No me parece que coarte ninguna libertad, por libérrima que sea, la citación. Alguien pensara que el afán por la propiedad intelectual es pueril, absurdo, individualista o extremadamente liberalista. Tal vez en la Edad Media los artistas querían trabajar anónimamente o asalariadamente. Tal vez no les importaba ver inscritos en los magníficos sitiales de los coros los nombres de los burgueses que los habían pagado mientras ellos estaban en la sombra, pero en la Época Moderna las condiciones son diferentes. Creo por otra parte, por lo que respecta a los abusos, que se puede encontrar un punto entre el lucro desaforado y la piratería, entre la degeneración y la barbarie. 
Dudo mucho que los metadatos de la licencia Creative Commons disuadan a nadie. Tal vez es un recurso bueno contra los skrapers masivo y a favor de la gente más considerada o informada. En algún momento Yahoo ofrecía en la búsqueda avanzada la posibilidad de limitar la interrogación a contenidos Creative Commons, pero tanto por lo que toca al buscador en inglés como en español no encuentro en la actualidad esta opción y pienso que ha sido desactivada.
SafeCreative es muy válido para los que deseamos y necesitamos tener constancia de haber hecho un registro de una obra y con la fecha exacta. SafeCreative implica no solo  registrar un texto o una imagen o una grabación sino que los asocia a la cuenta de una persona que está identificada –con un pseudónimo o no- y validada, todo sin desviarse del principio de la gratuidad y con la ventaja de ser internacional, no local o asociada a un territorio y a una jurisdicción territorial.
Funciona en un entorno muy asimilado a las redes sociales y es fácil de usar. Además preve la búsqueda  de materiales registrados e incluso descargar los que lo permiten, comprarlos, etc. También permite generar un actualizador RSS de una consulta o de una cuenta, cosa que es muy interesante para usos secundarios.  En la pestaña de herramientas se puede descargar un botón para el navegador que permite registrar más rápidamente textos, etc., desde la propia URL.
Las cuentas gratuitas de SafeCreative permiten registrar 50 obres cada mes y 2 Gb. Hay la posibilidad de acceder al servicio Premium y otros, con más capacidad de almacenamiento, asistencia jurídica, etcétera. El certificado sobre la condición de cada obra registrada lo puede obtener cualquiera, además de los autores, y lo envían por correo-e en formato pdf. Todas las operaciones realizadas en el registro generan informes que el usuario recibe en su correo automáticamente una vez al día.
Desde mi particular punto de vista aconsejaría adherirse al “movimiento” Creative Commons, para apoyar una visión cívica, abierta y sin dificultades, inmediata. Pero, al mismo tiempo, aconsejaría registrarse a SafeCreative porque es más seguro y da más servicios. Como las dos licencias son compatibles las podemos utilizar simultáneamente y beneficiarnos a la vez de sus ventajas.
Recientemente, hace unos diez días, SafeCreative ha desactivado la posibilidad de registrar url, de manera que actualmente solo es posible subir archivos (en diversos formatos) o bien introducir un texto en la ventana al uso, que incluye un campo de título y otro para la obra propiamente dicha. Lo que desconozco es si las obras registradas por su url son registradas en la versión en la que se registraron la primera vez o si enlazan a la versión ulterior.


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