13/12/13

CUIDEN®, CUIDEN® Plus y CUIDEN Citación

n la versión de la base de datos de Enfermería CUIDEN® que manejamos el año 2009 en pura teoría no se accedía a los últimos dos años de información. Solo los usuarios subscritos a la versión Cuiden ® Plus podían obtener entonces la información más reciente. La versión Cuiden® tiene acceso libre y gratuito a la base de datos. La versión Cuiden® Plus es, como decimos, para subscriptores y ofrece los resúmenes e incluso el texto completo, si está en la Hemeroteca Cantárida, además de información bibliométrica sobre impacto.

Parece que el acceso a Cuiden® Plus, aunque sea restringido y no en todo su potencial, aunque solo nos registremos sin subscribir ni pagar nada, nos va a devolver durante cualquier búsqueda bibliográfica mucha más información y más actualizada, de lo que nos devolvería Cuiden®.

La búsqueda bibliográfica en CUIDEN PLUS
Entre las opciones de búsqueda hay también cambios respecto a la versión que conocíamos. Anteriormente se nos ofrecía una ayuda patente sugiriendo el uso de los operadores booleanos (AND, OR y NOT). De hecho, ahora, cuando planteamos una frase como p.e. cuidados domiciliarios el propio buscador mapea todas las posibilidades léxicas sin más. Por defecto, las dos palabras se combinan con el operador AND, de manera que cuando introducimos en el cuadro de búsqueda la frase cuidados domiciliarios CUIDEN busca la coincidencia de ambos conceptos en un mismo documento (cuidados AND domiciliarios).
A pesar de que no se nos ofrece una ayuda contextual y solo hay un cuadro de búsqueda, en la versión gratuita al menos, podemos aventurar e inferir por la versión previa que para hacer una búsqueda de quemaduras en niños y adolescentes podríamos usar el operador OR:
(quemados OR quemaduras) (niños OR adolescentes OR pediatria OR pediatricos)

Si bien no podemos certificar la corrección de este enunciado sí podemos comprobar que funciona y que los resultados que devuelve son pertinentes.
No queda claro por los menús de ayuda y de presentación si la versión de pago, CUIDEN® PLUS, nos permitiría una búsqueda más avanzada o experta, más articulada, como la que nos permite CUIDEN®. Parecen dos productos diferentes en dos plataformas que disfrutan de diferente mantenimiento.

CUIDEN Citación
En Cuiden® Plus accedemos a una información muy útil y valiosa sobre el impacto de las revistas de Enfermería del ámbito de las lenguas española y portuguesa. A este respecto ya por el año 2005, el Grupo de Estudios Documentales de la Fundación Índex brindó en Índex de Enfermería un editorial sobre este tema (*). En esta contribución especial se aplaude la noticia de que "la Dirección General de Personal y Desarrollo Profesional del Servicio Andaluz de Salud, establece en su recién aprobado sistema de selección de personal (Resolución de 18 de octubre de 2005) que los indicadores de impacto de CUIDEN Citación serán utilizados para la asignación de méritos de carácter científico a profesionales del grupo B (enfermería, fisioterapia, trabajo social, terapia ocupacional, etc).7 Eso significa que al menos las enfermeras andaluzas son reconocidas por publicar sus artículos en revistas enfermeras con impacto en su ámbito territorial y por tanto no tendrán que emigrar si no quieren hacia otras disciplinas y latitudes".
Con todas las deficiencias que se han señalado tantas veces del IF (Impact Factor) que la empresa Thomson Reuters heredó de la agencia Institut for Scientific Information de Filadelfia, esta herramienta mide el número de citas que ha obtenido cada revista de una forma que ha permitido asumir directamente que una determinada revista tiene mayor impacto que otra. El CUIDEN Citación sirve como baremo para el SAS y quizás ya lo han incorporado más agencias evaluadoras e instituciones, pero inclusive nos sirve como observatorio para ver cómo están funcionando las revistas de Enfermería. Y todo cuanto se haga en esta dirección será útil.
Es fácil que pronto aparezcan más artículos como el que apareció hace más de un año en Enfermería Clínica (**), Características de las publicaciones enfermeras en revistas con factor de impacto.

*
Aclaración
Como he dejado aquí dicho en otra ocasión, el hecho de que las informaciones que se encuentran en internet, en las fuentes bibliográficas convencionales y en los propios medios (autoreferenciándose), sea muchas veces procedente casi en exclusividad de sus productores, va en menoscabo de la salud y enriquecimiento del tema. Todos los temas se enriquecen en la medida en que intervienen más agentes, pacientes, etc. En ese sentido me atrevo a difundir lo que sé del tema, para añadir otro punto de vista y tal vez devolver una imagen que es la que se percibe desde fuera.


Captura de pantalla de las revistas con mayor impacto en CUIDEN Citación para 2012


_______

(*) Gálvez Toro A, Amezcua M, Hueso Montoro C. CUIDEN Citación y la valoración de las publicaciones científicas enfermeras. Index de Enfermería 2005; 14 (51)
(**) Díaz-Membrives M, Farrero-Muñoz S, Lluch-Canut MT. Características de las publicaciones enfermeras en revistas con factor de impacto. Enfermería Clínica 2012; 22(5): 247-254.
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=s1132-12962005000300001&script=sci_arttext [Consultado: 13 de diciembre de 2013]

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28/10/13

Guía de uso de Mendeley

Mendeley es una aplicación web y de escritorio gratuita, disponible para Windows, Mac y Linux y también para Iphone. Permite gestionar documentos, encontrar nuevos datos y colaborar en línea. Mendeley combina Mendeley Desktop, que es una aplicación de gestión de PDFs y gestión de referencias, con Mendeley Web, una red social online para investigadores.
La capacidad de la versión gratuita de Mendeley es de 2 GB de espacio para el almacenamiento personal más 100 MB de espacio compartido con otros usuarios. Estas condiciones pueden incrementarse con las versiones de pago, sea las estándar u otras hechas a medida. También hay una versión institucional.
En el panorama de los gestores bibliográficos (sean los más potentes pero de pago, sean los gratuitos) el diseño de Mendeley resulta equilibrado, muy claro, limpio y avanzado. El hecho de que no esté asociado a ningún navegador en concreto lo hace totalmente versátil y recomendable.

Guía de uso de Mendeley 

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12/8/13

El hashtag biblioteca (#biblioteca)

"Toda teoría es gris, querido amigo, y verde
es el dorado árbol de la vida"
J. W. von Goethe

a transformación del Poble Nou es cuando menos interesante. El sábado me sorprendió en mi camino el Edificio Gaes, de color verde mar, aunque el mar tiene tantos colores que decir "verde mar" es poco o casi nada. Otros edificios que incorporan materiales y soluciones energéticas llamativas van llenando los huecos de solares como el que fotografié también el domingo. Esos huecos dejan al aire balcones interiores o ventanas que apenas tostó nunca el sol y que nunca hasta ahora se vieron expuestos a las miradas de los que callejeamos. Algunas naves industriales, como las de TriBeCa de Nueva York, se han transformado en estudios. Otras, ruinosas ya, simplemente esperan su demolición y el olvido. Sobre todo el olvido.

Llevo leído un 12% del libro de Elias Aboujaoude sobre E-personality y las patologías asociadas al uso de internet. El porcentaje ya delata que lo estoy leyendo en un formato electrónico, sin paginación. A pesar de que el libro está escrito por un psiquiatra ducho en trastornos disociativos y obsesivos compulsivos, extrañamente aún no ha mencionado el deterioro de la memoria que se sigue del abuso de internet. Tal vez no hay aún investigaciones. De momento estamos con el delirio de grandeza y el narcisismo, que sitúa a partir de un cuadro de fascinación y folie à plusiers semejante a la de la conquista del Oeste y hasta a la fiebre del oro. Lo de la fascinación y la folie à plusiers lo digo yo, Aboujaoude habla de entusiasmo ante la grandeza del territorio por conquistar y ante la posibilidad de enriquecerse fácilmente simplemente ofreciendo nada o bien poco. No he encontrado aún ninguna reflexión sobre los efectos de internet en el cerebro, aunque algo hubo sobre los efectos del juego en la dopamina, constatado a través de exploraciones tomográficas (PET).

Ruegos y preguntas
El sábado perdí media hora, tal vez más, buscando en internet el número de afectados por el fraude de las participaciones preferentes y todo lo más a lo que llegué es a una información de RTVE luego repetida por la Cadena Ser de que había un millón. No se revelan las fuentes. Se dirá que los bancos velan por la confidencialidad de las cuentas de sus clientes. Pero bien podría haberse hecho una investigación del alcance del fraude y por supuesto los bancos bien pueden declarar cuántos clientes han firmado con ellos esos productos. Y los gobiernos autonómicos o del Estado bien podían haber requerido esa información para saber ante qué problema se podrían enfrentar.  Curiosamente, sin revelarse las fuentes tampoco, se dice que solo un 30 y pico por ciento de los afectados ha denunciado. Se agrupan y recurren a bufetes de abogados que prácticamente se especializan en el tema para tratar el asunto masivamente y así abaratar costos y hacer mayor presión. En Galicia los afectados de Novacaixagalicia han hecho tanto ruido que se diría que son los más afectados de todos, cuando resulta que en mi comunidad autónoma hay un número indeterminado pero no menor de inversores de Caixa Catalunya y Caixa Bank (La Caixa) callados como puertas. En Galicia desde el primer día el tema fue adoptado por un par de partidos y está politizado.
El tema de las participaciones preferenciales no me interesa más allá de señalar el sesgo informativo, cómo -a pesar de que no exista ninguna dificultad fehaciente- es imposible saber cuántos inversores fueron embaucados. Al lado de esta laguna tan elocuente por su silencio nos encontramos todo lo contrario, lo que vimos días atrás con el accidente ferroviario en la curva de Angrois. El vídeo del descarrilamiento se emitió miles de veces, incluso seguido y en el mismo espacio informativo.  Llega un momento supongo que esa "información" se incorpora a nuestros surcos neurológicos, que no distinguen si es gagnam style o un horror o una tertulia. 
Recuerdo que en las horas inmediatas al accidente, con los cadáveres "aún calientes" dijo mi madre (mientras yo pensaba en el calor que hacía, en que era imposible pensar en frío alguno), no faltó quien de la forma más oportunista sacó prestamente su vídeo  "Quieren ocultar la verdad" para denunciar la falta de medidas de seguridad del tren siniestrado. La voz del canal anónimo Elarrecife es anónima. 10.000 suscriptores. La cuenta de Facebook indica: "Abre tu mente al conocimiento prohibido, todo lo que nos ocultan los gobiernos, conspiraciones, informaciones secretas, manipulaciones comerciales". Tampoco hay un administrador o administradora visible.  Ni siquiera se le puede requerir, como en el caso de las entidades bancarias, que revele sus fuentes, si tiene algún conflicto de interés en los temas que trata, diversos, desde el sexo de las gárgolas, hasta la composición de la Fanta o temas a cual más conspirativo. Pronto hubo quien se prestó a difundirlo sin pararse a pensar si en verdad se estaba criminalizando al conductor, si era cierto que el tren no circulaba de acuerdo con las normas de seguridad establecidas para su recorrido, etcétera. Al lado de esta presteza, que algunos considerarían heroica, hay que pararse a pensar y no empeorar las cosas más. En este sentido pienso que la actitud de la ministra de Fomento Ana Pastor fue modélica. Podía haberse escudado en que su predecesor en el cargo, José Blanco, del PSOE, había inaugurado deprisa y corriendo la línea. Pero en vez de precipitarse y sacar conclusiones prematuras que podían embrollar más el lío, fue prudente.
De la misma manera que los grandes diarios tienen preparadas las necrológicas de los personajes ilustres y famosos de cuerpo presente, es de esperar que con el tiempo estos cons-pirados con canal anónimo o pseudónimo en Youtube y otras redes, tengan a mano un catálogo de respuestas posibles a calamidades fortuitas o no. Como le dije a la persona que dio a conocer el vídeo dichoso en mi Facebook: si el conductor no había sido imprudente y además las medidas de inseguridad eran insuficientes o irregulares tal vez por el pan de sus hijos había callado, pero en cualquier caso él era el primero q ue conducía a sabiendas de que lo hacía a riesgo de llevar al otro mundo a sus pasajeros. Por lo tanto fuera por correr fuera por callar alguna responsabilidad tuvo y entonces el vídeo no se sostenía todo lo bien que muchos quisieran. 
El reflejo de preguntarme por qué alguien dice algo y no dice otra cosa lo ejercité ya desde mi Bachillerato. Me preguntaba ante un examen por qué el profesor nos preguntaba determinado tema y porque lo encaraba de una manera determinada y no de otras. Era normalmente porque esperaba una determinada respuesta. Y yo contestaba en consecuencia aunque, ese es otro tema, no dejaba de irritarme la orientación de las preguntas.
A todos nos gusta la libertad que reina en internet, poder circular o navegar a la velocidad con la que no podemos navegar ni circular en ninguna otra parte, y casi siempre o muchas veces gratis, pudiéndonos descargar cantidades colosales de información y usarla para nuestro disfrute privado. Pero tiene también que empezar a gustarnos que la gente que cuelga fakes, engaños, pornografía infantil y chapuzas lo haga pero no impunemente, sino con consecuencias legales. De hecho, recientemente se dijo que quienes habían difundido a través de sus móviles unas imágenes de pederastia podían ser no solo identificados sino encausados. No sirve aquello de "lo envié para denunciarlo". Se denuncia y no se envía. La Policía Nacional tiene sendas páginas en Twitter y en Facebook y les pueden enviar sus denuncias allí si lo creen oportuno.

Hoy se celebra la 5ª convocatoria para conseguir que el hashtag #biblioteca sea un trending topic en Twitter y, aunque me parece que no se dice, para que lo sea también en Facebook, donde también podemos utilizar hashtags, aunque no veo -al menos en mi entorno- ninguno. El invento es como estas cosas modernas de flashmobs y demás, algo entre lúdico y épico, anónimo y por supuesto gratis. A mi manera me sumo denunciando esas cuestiones de la gran biblioteca que no deja de ser internet, pero deseando que sea una biblioteca llena de cultura y de vida, de pasión y de crítica, de responsabilidad y de libertad.

El acceso a la edición por todos y cada uno de nosotros ha renovado las posibilidades del mundo del libro y de la información en general, antes limitado y celosamente preservado a unas pocas personas cuyo trabajo exigía una preparación y mucho tiempo, y también una responsabilidad legal. Perdonen que insista con lo responsabilidad, donde otros hace años insistían con la cháchara del "compromiso".

Se han desdibujado los oficios tradicionales del libro y se ha promovido no ya la desprofesionalización sino la falta de profesionalidad en su peor vertiente, la ética. Me encontré, por ejemplo, días atrás una reseña bibliográfica cuya autora es parte del libro que reseña. Sea por verdadera modestia, sea porque algo de libros sabe, no se hace constar y consigue, solo Dios sabe cómo, llegar a hacer una especie de reseña de la que bien nos podía haber disculpado porque nada aporta ni tampoco puede decirse siquiera que sea una reseña. Solo hay que esperar que no cunda el ejemplo y que las reseñas las sigan escribiendo las personas que pretenden buenamente informar de cuanto está a su alcance y hacerlo según las reglas del juego limpio. Y que cuando se escriba una reseña sea un reseña y cuando se escriba otra cosa sea eso mismo que pretende ser. Como este ejemplo o de parecido jaez hay muchos, demasiados.

Esos balcones descarnados, al aire son una buena metáfora de lo que ha ocurrido en otros ámbitos, como el de mi profesión. Se han roto barreras que parecían inexpugnables, en donde aún se pueden distinguir las cicatrices de muros y tapias derribados. Ahora que es indiscutible que internet ha llegado a todos los rincones de la cultura, a sus fronteras, por lo menos en el mundo occidental, esperemos también que la cultura llegue a todos los rincones de internet.



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15/6/13

PubMed Health: información basada en la eficacia

En este blog nos hemos ido refiriendo desde hace un tiempo a la Biblioteca Cochrane Plus, a Best Practice, UptoDate  -fuentes de información médica basados en la evidencia- y JBI Connect España, producto de Joanna Briggs Institute fundamentado en los cuidados de Enfermería basados en la evidencia (1). Sin detenerme más que lo preciso y solo en nota sobre la terminología al uso, paso simplemente a incorporar unas consideraciones sobre PubMed Health, producto que incorpora el valor de la eficacia. 
Por suerte el término efectiveness se diría que es totalmente equivalente al término efectividad y hasta al término eficacia, por contraste con la eficiencia. Y sin embargo, no se crean, la eficiencia también está involucrada en nuestra base de datos de PubMed Health como veremos a continuación. En principio lo primero que habría que decir en una presentación sobre PubMed Health es que no es PubMed pero tiene informaciones de PubMed y que pertenece también a la National Library of Medicine y a su NCBI (National Center for Biotechnology Information), instituciones que lo son de pleno prestigio. Lo segundo que habría que advertir es que el sitio web (2) es gratis.
A pesar de que ya en el año 2010 aparecía en los resultados de Google, PubMed Health no se anunció oficialmente hasta el 2 de marzo de 2011, y eso a través de la cuenta Twitter de NCBI. Como no se le conocen a la NLM productos de corto alcance o puro boato, esa prudencia o discreción es de tener en cuenta y el asomo en un tuit como algo bastante más elaborado de lo que pueda parecer. El lanzamiento de la web la situaba claramente dirigida al "consumer" ("consumidor", "usuario"). Hoy, en la sección "About PubMed Health" vemos sin embargo que también se dirige a los clínicos. Se puede leer:
"PubMed Health provides information for consumers and clinicians on prevention and treatment of diseases and conditions.
PubMed Health specializes in reviews of clinical effectiveness research, with easy-to-read summaries for consumers as well as full technical reports. Clinical effectiveness research finds answers to the question “What works?” in medical and health care."
Por working ("funcionar") se refieren a que se obtengan beneficios reales durante el tratamiento de una enfermedad, como lo es la mejoría de los síntomas o una recuperación más rápida o una prolongación de la vida en años.
A este respecto podríamos apuntar algunas coincidencias entre PubMed Health y MedlinePlus. Desde el punto de vista del usuario o consumidor de España o de hispanohablante en general, el alcance de MedlinePlus queda resaltado por el hecho de que es perfectamente consultable en español mientras que PubMed Health solo se ofrece en inglés, con algún raro texto del AHRQ (Agency for Healthcare Research & Quality), adscrita al Department of Health & Human Services, de naturaleza estatal (3). Aunque hay informaciones y fuentes coincidentes es indudable y evidente que MedlinePlus viene a atender un servicio público, el de la información a los usuarios (o consumidores) de la sanidad.
El hecho de que PubMed Health nos provea de resultados comparativos de efectividad lo convierten en una herramienta de referencia clínica y en una ayuda para la medicina basada en la evidencia.
El buscador de PubMed Health devuelve una lista de resultados que podemos limitar a alguna de las clases ("For Consumers", "Clinical Guides", "DARE Reviews", "Executive summaries", "Full Text Reviews"). En la columna de la derecha tenemos artículos enciclopédicos de A.D.A.M. Medical Encyclopedia -un buen invento que no está de más decir que cotiza en Nasdaq- y las revisiones sistemáticas de Pubmed. El contenido de los casi 4000 artículos de la A.D.A.M. Medical Encyclopedia es idéntico al de MedlinePlus, la web para los pacientes, sus amigos y sus familiares (4).


Incluso para los que no estamos avezados a este tipo de información, resulta fácilmente identificable la procedencia de cada documento y su lugar en la base de datos gracias a la buena arquitectura de la información y la usabilidad del sitio. Tenemos información de la enciclopedia médica, como quedó dicho, pero además están imbricadas a texto completo todas las revisiones de la agencia estatal estadounidense AHRQ (5), la DARE (Database of Abstracts of Reviews of Effects) de la Universidad de York de Reino Unido (6), informes y fact sheets del IQWIG (Institut für Qualität und Wirtschaftlichkeit im Gesundheitswesen) en Colonia, Alemania, etc.
Cada día es más importante precisamente la claridad en la organización de la información de la web, sobre todo si pensamos en su integración en las estaciones clínicas de trabajo, donde se acceden a las historias clínicas tanto como a las fuentes de referencia y evidencia.


____
(1) Aunque hay quien defiende el uso del término "medicina basada en pruebas" alegando que la palabra evidencia en español no tiene el significado del inglés ("prueba", "indicio"), mantenemos aquí el término evidencia, perfectamente acotado por el DRAE en todas sus acepciones. Admitiendo en que hay en todo caso una cierta polisemia entre la evidencia como indicio y la evidencia como obviedad o una postura delatora, no veo la oportunidad de apartarse de la nomenclatura internacional. El término, tanto en Derecho como en Medicina no da lugar a dudas.
La misma aseveración se mantiene en la Wikipedia:
"Como en inglés evidence significa datos, pruebas o indicios a favor de algo (mientras que en castellano "evidencia" significa lo que no hace falta demostrar, porque "salta a la vista"), evidence based medicine significa la medicina en la que las decisiones corresponden a un uso racional, explícito, juicioso y actualizado de los mejores datos objetivos aplicados al tratamiento de cada paciente. Por todo lo dicho, lo lógico seria no usar en castellano la expresión "medicina basada en la evidencia" (MBE). Se han propuesto expresiones como "medicina factual" o "medicina basada en datos científicos" o "medicina basada en pruebas", pero actualmente el término "medicina basada en la evidencia" es lo que más se usa."
Es extraordinario, al menos para mí, que se mantenga tal afirmación ya que en el diccionario de la RAE, como digo, queda bien claro:
evidencia.
(Del lat. evidentĭa).
1. f. Certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar. La evidencia de la derrota lo dejó aturdido.
2. f. Der. Prueba determinante en un proceso.
~ moral.
1. f. Certidumbre de algo, de modo que el sentir o juzgar lo contrario sea tenido por temeridad.
en ~.
1. loc. adv. En ridículo, en situación desairada. PONER, ESTAR, QUEDAR en evidencia.
2. loc. adv. En conocimiento público, revelando o demostrando algo. Las últimas investigaciones pusieron en evidencia algo que se venía sospechando.
En nuestro entorno, el Diccionari del Institut d'Estudis Catalans incluso se refiere a la "evidència col·lectiva", acepción que introduce elementos de la antropología o la epistemología cultural. De hecho, prueba, también tiene una acepción que casi la enfrenta con la acepción que propone la Wikipedia para substituir la terminología internacional. TermCat también admite y recoge la "medicina basada en l'evidència".

(2) http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmedhealth

(3) También se suele tomar el signo & (ampersand en inglés) como algo de la anglofonía y por lo tanto extraño a nuestras lenguas romances, y sin embargo ya se usaba en los escritorios de toda Europa en la Alta Edad Media y simplemente era una especie de abreviatura de la conjunción latina et, por la cual ambas letras se ligaban y la t quedaba incluida en la e.

(4) MedlinePlus en español: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/

(5) http://www.ahrq.gov/health-care-information/index.html

(6) http://www.crd.york.ac.uk/NIHR_CRDWEB/AboutDare.asp


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7/6/13

Buscar en Pubmed (2). El orden y concierto

"As of 19 May 2013, PubMed has over 22.7 million records going back to 1966, selectively to the year 1865, and very selectively to 1809; about 500,000 new records are added each year. As of the same date, 13.1 million of PubMed's records are listed with their abstracts, and 14.2 million articles have links to full-text (of which 3.8 million articles are available full-text for free for any user). To see the current size of the database type "1800:2100[dp]" or "all[sb]" into the PubMed search window" (Wikipedia)

A las 18:05 el resultado de buscar 1800:2100[dp] era de 22.813.203 registros. Un consejo que hay que dar a los que se inician en Pubmed es que a pesar de que tengan el tema bien delimitado y los conceptos claros, que obren por partes. Es decir, es recomendable cuando hacemos una búsqueda no combinar todos sus elementos de buenas a primeras, sino hacerlo por pasos. Ese sistema analítico nos permitirá saber en qué conjunto de referencias nos movemos y probar todo tipo de combinatorias de manera más metódica.
Por ejemplo, si queremos determinar el calcio en el análisis de orina y encontrar estudios que comparen el método de recogida de 24 hrs con otros métodos, podríamos plantear la siguiente búsqueda directamente, para empezar:
calcium AND (24 h urine OR spot urine OR timed urine)

Sin embargo, lo aconsejable es primero buscar:
calcium
o
calcium/urine

La búsqueda simple con el término  calcium devuelve hoy 465.389 resultados. La segunda opción, que afina más, 7708. La expresión calcium/urine Pubmed la interpreta como una búsqueda en que todos aquellos artículos en que aparezca la palabra "calcio" tengan el subencabezamiento o tag orina.


Solo después de haber visto identificado el grupo de artículos del análisis del calcio en la orina, podríamos hacer intervenir más conceptos que lo delimiten o maticen:
calcium/urine AND (24 h urine[TIAB] OR spot urine[TIAB] OR timed urine[TIAB])

La expresión formulada así nos devuelve hoy 205 artículos. El operador booleano AND restringe el grupo expresado como calcium/urine a los artículos en que aparece una de las expresiones ("24 h urine", "spot urine" o bien "timed urine") cualquiera de ellas en los campos de título y resumen ([TIAB]). Obsérvese que los operadores (AND y OR) y los identificadores [TIAB] van en mayúsculas y que entre los términos de búsqueda y estos identificadores de campo no hay ningún espacio.

Más allá de este planteamiento inicial, podemos hacer intervenir -con ayuda de los menús usuales de Pubmed- otro género de limitaciones, como lo son el idioma, la edad, el sexo, etc. Un límite que se emplea bastante a menudo es el tipo de documento:


En el ejemplo hemos marcado el tipo "Clinical trial", esto es que de los 205 artículos podríamos filtrar los ensayos clínicos. O las revisiones ("Review"). A cambio de estos botones existe un llamado subset de revisiones sistemáticas el cual nos restringiría la búsqueda a todos aquellos artículos que conocemos como revisiones sistemáticas, y también los metaanálisis, artículos de medicina basada en la evidencia, conferencias de consenso y las guías de práctica clínica. Son un tipo de documentación que consideramos robusta y basada en la evidencia:

calcium/urine AND systematic[sb]

Este planteamiento hoy nos devuelve un resultado de 21 registros.

Obrar con orden y por partes nos permite barajar posibilidades, combinaciones. Un poco es como cuando en Medicina se aplica o se retira un tratamiento farmacológico complejo paulatinamente, para ir observando y distinguiendo los efectos de cada elemento. Cuando nos documentamos también hay que buscar un método sistemático, reproducible. Y aquí "reproducible" hace referencia al hecho de que podamos dar cuenta de él pero también al hecho de que lo podemos grabar y retomar periódicamente, grabando la estrategia para producir una alerta bibliográfica semanal (Guía de uso avanzado de Pubmed, "My NCBI", p. 26-34).


Buscar en Pubmed (1). Errores y equívocos

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17/5/13

Un ínfimo error en PubMed

"One day he is assigned the task of trying to rectify an error caused by a fly getting
 jammed in a printer, which caused it to
 misprint a file, resulting in the incarceration
 and death during interrogation of Mr. Archibald Buttle
 instead of the suspected "terrorist", Archibald Tuttle."



Muchas veces nos encontramos en las bibliografías errores que se han ido transmitiendo de lista en lista, que reproducen exactamente un defecto que se ha copiado con el texto sin advertirse el error. Mal comparado, es como cuando los profesores detectan que ha habido una copia durante un examen de su curso porque hay un error que se ve exactamente igual en las respuestas de diversos alumnos.
Cuando en un post anterior nos referimos a las Fechorías bibliográficas no estábamos pensando ni en la copia imprudente ni en la copia descuidada sino en la cita inventada, pero podríamos decir que todo ello va junto. De hecho, los profesores de Catalogación, los de Bibliografía, al menos los que yo tuve la suerte de tener, nos indicaban que debíamos usar la fuente original para citar un artículo, un libro, lo que fuera. Esto debe ser siempre así y en particular para los que nos dedicamos a las labores bibliográficas, porque en cierta manera damos fe de lo que citamos.
Para mí sorpresa el otro día detecté un pequeño error en Pubmed, el primero que yo recuerde, en mi experiencia primero con Index Medicus, después con Medline y en los últimos años con la plataforma totalmente abierta al público y provista de todos los recursos imaginables para hacer descargas, alertas, lo que sea. Ese pequeño error es nimio, pero me sirve para elaborar un post entorno a la fiabilidad y casi infalibilidad de Pubmed.
Verán que en el título aparece la palabra "studys" por "study":



El original que se registra está correctamente publicado:

Por lo tanto, el error se produjo cuando Pubmed adquirió los datos de la revista Haematologica, que hemos de pensar que es algo que se hace con antelación a la publicación o al mismo tiempo y que se hace de forma automatizada. Es decir, que probablemente el error podía ser tanto de Pubmed como de Haematologica como de ambos, puesto que quienes lo pudieron advertir estaban en condiciones de rectificarlo. Secundariamente a la cuestión de haber encontrado 1 error en Pubmed (en mis 30 años de manejar los productos de la National Library of Medicine), hay otra cuestión. Y es que a causa de que todo el mundo puede descargarse los registros bibliográficos fácilmente, es fácil transmitir el error ya que la entrada de datos no es manual.

Este error no tiene la menor incidencia en el buscador de Pubmed, puesto que el robot lo asimila y lo mapea y lo absuelve, la base de datos sigue siendo perfectamente interrogable y no ocurrirá como con la famosa mosca de la película "Brazil" (Terry Gilliam, 1985), que al caer sobre un expediente del Ministerio de Información, que se está imprimiendo, desencadena un error y una detención con consecuencias fatales de alguien cuyo nombre es Buttle y no Tuttle (minuto 2:12).




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Medicina rica, Medicina pobre

Estos días se está anunciando el lanzamiento de una nueva publicación, The Lancet Global Health, caracterizada no solo por su filiación al The Lancet, prestigiosísima revista médica que se viene publicando desde el 1823, sino también por su acceso abierto y por dar cobertura a las materias que interesan a "low and middle-income countries". Se supone que este apelativo viene a substituir el del "tercer mundo", "países subdesarrollados" y otros posteriores.
Que se publique una revista en acceso abierto es una buena noticia. Pero también hay que decir que sin duda se trata de una publicación que responde a una demanda y que da respuesta a un buen estudio de mercado, en un mundo donde todo se mercantiliza. La ciencia y el conocimiento médico no están al margen de ese espíritu, sea a través de los fundamentos del factor de impacto de las publicaciones, por útiles que se hagan, sea a través de estas nociones de "low and middle-income countries", que nos hablan de una medicina "low cost" y "high level" también. No nos engañemos.

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24/4/13

Alertas de revistas desde PubMed (My NCBI)

En el anterior post comentábamos la posibilidad de recibir en nuestro agregador de RSS noticia de todos los artículos que se van publicando en las revistas científicas. Hasta julio de 2012 seguirá funcionando el Google Reader, que es el servicio o producto de Google que gratuitamente nos permitía mantener una cuenta con agregadores que nos iban informando de cuanto se publicaba. Ante la extinción de Google Reader tenemos la alternativa, tal y como posteamos, de importar la cuenta que tuvimos a Netvibes, crear ahí o en Yahoo una nueva, etcétera. Pero hay otra alternativa, que por no ser equivalente he pensado que merecía una entrada aparte. Esa alternativa es recibir a través de My NCBI (Pubmed) las actualizaciones de las revistas que programemos. Para explicar el funcionamiento de esa alternativa he hecho un pequeño tutorial donde se explica paso a paso qué hay que hacer para crear una alerta bibliográfica de determinada revista o revistas.


Alertas de Revistas en Pubmed

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17/4/13

Guía de uso de RSS vr. 2

ace más de dos años publicamos una pequeña guía de RSS pensada para el servicio de agregadores de noticias o feeders de Google Reader. Recientemente Google ha anunciado la desaparición de este servicio o producto. Aprovechando la ventaja que ofrece poder descargar el archivo de feeders e importarlo a Netvibes, se puede seguir disfrutando del RSS prácticamente sin molestias.
No obstante, al menos en el ámbito que yo conozco, los agregadores RSS son aún desconocidos y personalmente no conozco ni un solo médico que los utilice. Como creo en la utilidad de este mecanismo de información, sigo intentando difundir sus beneficios. Tal vez el panorama está tan saturado de aplicaciones (apps), gatgets y demás dispositivos, que los profesionales sanitarios se ven abrumados, especialmente debido a la inestabilidad de algunos productos y servicios. Aunque en la biblioteca en la que trabajo mantenemos un servicio de alerta bibliográfica para nuestros usuarios, informándoles por correo-e cuando se publica un nuevo número de alguna de las revistas en las que están interesados, no dejamos de proponerles que usen los agregadores. Tal vez puede resultar bastante convincente presentarles el tema por su parecido con el correo electrónico, precisamente. Si les explicamos que los agregadores generan entradas en su lector de feeds similares a los mensajes que entran en la bandeja de correo, es posible que tengamos mucho de ganado.
A la vista de que el servicio de Google Reader, a mi entender en buen funcionamiento, caerá en julio de 2013, he hecho una nueva guía enfocada a un servicio alternativo, el que ofrecen los escritorios personalizados de Netvibes. Otra opción sería usar el feeder de Yahoo, que yo descarte por no tener cuenta en Yahoo y porque no me permitía importar mi lista de feeds desde Google Reader, al menos hasta donde yo sé.

Guía de uso de RSS

Versión de 2016: aquí

12/4/13

5 consejos para organizar el archivo personal (1)



l año 1994 publiqué en la revista Cirugía Cardiovascular (*), invitada por el cirujano Carles Fontanillas, un artículo pequeño sobre cómo organizar el archivo personal de los médicos. Pequeño pero yo creo que útil. El artículo acumulaba mi experiencia tras 12 años en el mundo de la documentación y las bibliotecas. Lo di a revisar antes de su publicación a María Elvira Silleras, amiga y profesora de Archivística en la Universidad de Barcelona y una de las más reconocidas no sólo en España y Europa, quien tuvo la bondad de leerlo atentamente y no ver nada especialmente destacable al menos como error u omisión.
Han pasado la friolera de 19 años desde entonces y, a pesar de que ya mismo me comprometo ha hacer una versión totalmente puesta al día sobre el mismo tema, debo admitir sin faltar a la modestia que ha resistido bastante bien el tiempo. Es por esta razón por la que lo incorporo al blog también con el objeto de contrastar cómo se podía trabajar hace 20 años y qué recursos hay ahora, tantos (demasiados) y a veces de tan escasa vigencia que con más razón se justifica que alguien que de esto sabe un poco se atreva a seguir dando más consejos. Los gestores bibliográficos de que hablé, Procite y Reference Manager, siguen existiendo. La base de datos Medline ahora es Pubmed, ya que incorpora Medline y un gran conjunto de herramientas parabibliográficas. Y Embase, de Elsevier, sigue en el mercado, aunque desbancada por las fuentes de información gratuitas. Por lo tanto, el artículo tampoco en esas referencias a productos comerciales o institucionales, puede ser tachado de obsoleto o corto de miras.
El próximo post o los próximos posts por lo tanto tratará o tratarán sobre cómo organizar la documentación personal propia de los médicos y en general del personal sanitario en el año 2012.



(*) Me temo que la revista ha dejado de publicarse, o al menos ha dejado de hacerlo con este nombre, por lo que copio íntegro el artículo original bajo el compromiso de retirarlo si el editor me lo recriminara.

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21/3/13

Buscar en PubMed (1). Errores y equívocos

Hace muchos años que no he visto el Indexing Manual de la National Library of Medicine, que yo había manejado en su versión impresa. El manual tenía externamente el mismo aspecto que un volumen del Index Medicus, el predecesor de Medline y de Pubmed en sus versiones electrónicas. Era un libraco en rústica, ancho como una guía telefónica de las antiguas, y con un lomo de unos 7 cm de grosor y allí venían las directrices por las que se regían el equipo de indizadores de la NLM. Lo recuerdo bien porque me fotocopié entero el ejemplar de unas colegas amigas, cosa que era y sigue siendo ilegal, y me costó trabajo porque el formato no se avenía con el estándar europeo DIN-A4. Intento acceder a la versión que enlaza la web de la Biblioteca  Nacional  de Medicina  (*) pero es territorio de su intranet y no está en libre acceso.

Pienso que de la misma manera que Pubmed dejó de ser de pago desde 1996 y se pudo consultar gratis a través de las telecomunicaciones y del aún incipiente internet, también algún día posiblemente el NLM Indexing Manual tendrá también el acceso abierto y gratuito.

A cambio, desde PubMed llegamos por un enlace en "More Resources" a MeSH Database (Medical Subject Headings Database), la base de datos con todos los encabezamientos de materia, etcétera, que los indizadores asignan de forma sistemática a los artículos.

En la captura de la pantalla que nos devuelve la búsqueda en la base de datos MeSH de un término simple como "asthma" vemos como de las informaciones que se obtienen podemos inferir muchísima información. Tal vez el ejemplo no sea muy inspirador y los códigos que muestra parezcan más bien desalentadores, por su profusión y un aparente cripticismo, pero si tenemos en cuenta que son como el mapa de Pubmed, es posible que algún día lo tengamos en cuenta.

Desde el convencimiento de que este volumen y complejidad de información es inasequible para los usuarios finales de Pubmed, siempre pretendo en todo caso que se sepa que detrás de la base de datos hay un sistema.

Los usuarios finales tienden a poder obtener resultados con cualquier búsqueda a través de la ventana principal de Pubmed. El buscador les asiste con un autocompletado. También les hace sugerencias sobre el "spelling" correcto. Pero en algunas ocasiones la fase de documentación de un estudio se puede ver comprometida por una serie de errores y equívocos. Algunas veces esos errores no tendrán ninguna repercusión, pero generalmente sí, puesto que si pretendemos llevar un estudio a su publicación, las exigencias de calidad serán mayores o tal vez la fase documental reorientará un posible artículo o hará que nos replanteemos si su publicación es verdaderamente necesaria o eludible.

A veces con PubMed pasa como con la contabilidad, en la que nos pueden sorprender dos tipos de fallos: 1) los que son evidentes al no salirnos las cuentas o conseguir un resultado inverosímil, 2) los que aparentemente son correctos porque las cuentas salen pero eso a pesar de que ha habido un error o más de un error (un falso negativo).

Si hacemos una búsqueda en PubMed no planificada, no sistemática, sino al buen tuntún y conformista, es posible que con suerte obtengamos bibliografía, pero sesgada. ¿Cómo saber sin entrar en complejidades si hemos hecho una búsqueda bien hecha? Normalmente porque aunque la hiciéramos al tuntún, si persistimos en ir probando diferentes estrategias, lograríamos tener la sensación de llegar a un punto donde ya estamos dando vueltas en redondo, o en torno a los mismos autores o incluso detectamos los mejores autores.

En esta primera entrega sobre los errores y equívocos de PubMed también podríamos plantear ¿cómo saber sin entrar en complejidades que hicimos mal una búsqueda? Unos resultados pobres o de una época alejada en el tiempo nos indicarían que hemos usado una terminología que no es vigente o que peca de imprecisa. Por eso es importantísimo tener ya algún buen artículo sobre el tema que buscamos e incluso localizarlo en PubMed por ver cómo está indizado.

En posts próximos iremos explicando con mayor detenimiento algunos factores prácticos y teóricos que pueden sernos de ayuda para mejorar nuestro rendimiento bibliográfico.


(*) http://www.nlm.nih.gov/internal/mesh/indexingmanual

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28/2/13

Fechorías bibliográficas

ormalmente se considera que el trabajo en una biblioteca es un trabajo tranquilo, sin sobresalto alguno. Y de hecho suele serlo, a excepción de algún episodio debido a la atracción que siempre hubo entre la gente rara y las bibliotecas, sobre todo si la gente rara padece alguna enfermedad mental. Pero por lo general, el silencio mismo que mucha gente va a buscar en las bibliotecas, donde otros van a buscar vídeos, suele condicionar ya un cierto sosiego. Un día habrá que escribir, si no se ha hecho ya, una historia sobre los crímenes en las bibliotecas, especialmente los de ficción. Pero mientras tanto solo puedo dar fe de dos casos que podríamos tipificar como: la impostura de una cita y la eliminación de un ejemplar y de todas sus copias.
Primero trataré del segundo caso, el de la eliminación de un ejemplar. Es muy poco habitual, tanto que yo solo me he encontrado con uno de ellos en toda mi vida laboral, que arranca el año 1982. Fue a finales de esa década precisamente. El autor sobre un artículo de Bioquímica que se acababa de publicar en una revista norteamericana me hizo ver que habían arrancado las páginas correspondientes en nuestro ejemplar. Le tranquilicé diciéndole que conseguiría de otra biblioteca una fotocopia y que restauraríamos el ejemplar restituyendo el artículo en cuestión. El cuento es que el artículo había sido arrancado de todas las bibliotecas a las que me dirigí, primero en Barcelona y después en el resto de Cataluña. A instancias del autor (Xavier Fuentes-Arderiu) no seguí con las bibliotecas del resto de España, pero fue porque él me consiguió un reprint, que es como ahora les llaman a las separatas. Pero estaba claro para su autor y también para mí que alguien había querido destruír el artículo, cosa que ya entonces era bastante difícil (por no decir imposible) y que ahora directamente no está al alcance más que de algún hacker que sea capaz de vencer todas las barreras informáticas y legales que hay que superar para asaltar una plataforma de publicaciones científicas. 
Es bastante seguro que la persona que así se había ensañado con un artículo de una revista podía estar trabajando entre nosotros, pero ni yo le pregunté al autor principal si tenía alguna sospecha ni él me lo dijo, cosa que aún le agradezco.
El primer caso es el de la cita inventada o falsificada, esto es citar una publicación que no existe. De este jaez me he encontrado con 4 casos en toda mi vida profesional, cosa que no sé si tiene valor estadístico. Hubo un tiempo en que me dio por las bibliografías y alguna hice. Les aseguro por la gloria de mi canario que me he llegado a desplazar no ya a Gerona sino incluso a Madrid para comprobar la existencia de un libro y citarlo de primera fuente. De lo cual siempre obtuve prueba fotográfica, aunque para ello tuviera que pedir permisos, etcétera. Así que cuando hoy día algún médico o enfermero jovencito me pregunta -no por malicia, sino por candor- si se puede citar una publicación que no se ha visto les digo que no y que no, que no solo no se puede sino que no se debe. Entramos en el terreno de la duda cuando nuestra información procede de una base de datos acreditada, como Pubmed o Scopus o Web of Knowledge, donde tenemos la referencia rigurosamente citada y muchas veces un resumen, el que lleva el propio artículo por costumbre. Pero no hay tal duda si pensamos que verdaderamente no hemos visto el trabajo sino su cita. 
Estos días estuve persiguiendo el artículo que se considera el primero donde se describió la innovación de una técnica quirúrgica cuyo nombre voy a obviar para no dar pistas. Después de perder un buen rato descubrí que el artículo era citado de dos maneras por la pléyade de autores que lo han ido citado, con la variante en las páginas y en el título de la revista, que ya de por sí revelaba una cierta extravagancia como título, habida cuenta de que los nombres de las publicaciones periódicas científicas no dan mucho lugar a las fantasías ni a las excentricidades. Fui a buscar cómo citaba el autor su propio artículo y hay llegué a la hipótesis de que él mismo, un prestigioso cirujano que murió el año 2005 dejando un copioso conjunto bibliográfico de su quehacer, había falsificado la cita. Como la primera cita que él mismo dio del artículo que supuse falso es en una revista muy prestigiosa, donde tal vez también lo notaron, hay una vaga referencia a que la técnica se había presentado por primera vez en un congreso en Orlando, Estados Unidos. Siempre va por detrás o por delante, como una obsesión, la fecha de 1994, que el notable cirujano se empeñó en marcar como la de su innovación. De manera que, conversando con la médica que en la actualidad estaba revisando el tema, llegamos a la conclusión de que tal vez hubo algún conflicto o descuido y nuestro antecesor solo podía demostrar su contribución inventándola. Así como lo leen. La prestigiosa revista que hizo la vista gorda ante una referencia que es inverificable añadió lo del congreso, pero yo me he mirado todos los resúmenes de las comunicaciones que se presentaron en el congreso y no está la de nuestro cirujano. Le podemos conceder el beneficio de la duda y decir que tal vez comentó la técnica fuera del programa, pero en cualquier caso decidimos disculpar su error. Lo que no tiene perdón es toda la recua de médicos que ha ido citando ese primer artículo apócrifo como si lo hubieran visto.
De la misma manera que en el caso del artículo destruído hemos señalado que cada vez es más difícil perpetrar una vulneración del género, también podemos decir que cada vez es más difícil colar citas espúrias, porque los redactores y peer reviewers o revisores pares, verifican las referencias bibliográficas cuando no lo hace el propio sistema donde se hacen grabar los mecanoscritos, conectados a las bases de datos mencionadas. Que la prestigiosa revista dichosa le pasara por alto al notable cirujano su fraude es cosa precisamente de los "pares" o peer reviewers, sus semejantes. Descubrir a un mentiroso nos parece una afrenta. 
Sé que ninguno de los dos casas pueden ser tildados de delitos, a no ser que coadyuvara algún agravante. Por ejemplo que algo así decidiera injustamente o no un concurso de méritos para acceder a una plaza de profesor en la Universidad. En realidad cuando hablamos de "crímenes" o delitos bibliográficos se suele pensar en los que se hacen contra la propiedad intelectual. Y sin embargo recuerdo de un caso en Estados Unidos, donde hay tantos abogados, en el que se querellaron porque se había caído una pared a consecuencia del error en un libro de bricolage, y porque alguien había resultado herido con lesiones menores. Desconozco la sentencia, porque el caso simplemente se solía exponer en un manual de ética como ejemplo de que el bibliotecario debe prevenir a los lectores de que no se hace responsable del contenido de los libros.


Tabulae Sceleti e Musculorum Corporis Humani  de B. S. Albinus (Londres, 1749). Grabado de Jan Wandelaar

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24/2/13

30 años del Catàleg Col·lectiu de Biblioteques Biomèdiques

El año que viene hará 30 años que se publicó el Catàleg Col·lectiu de les Publicacions Periòdiques de les Biblioteques Biomèdiques. Aunque la cubierta tal y como se reproduce en el post muestra el año 1983, el libro salió a la luz en junio de 1984 con 5.000 ejemplares. Prácticamente, palabra por palabra, o sintagma por sintagma, solo con el título ya tendríamos qué comentar. Lo principal es que se trataba de un catálogo colectivo, que no se vaya a pensar nadie que había tantos. En el CCUC encuentro un Catàleg col·lectiu de revistes rebudes: sector financer  (1979), un Catàleg col·lectiu de revistes d'educació (1982) y por aquellos años nada más. El catálogo de revistas de educación lo había editado la Associació de Mestres Rosa Sensat.
En los años 80 teníamos en Barcelona la Associació de Bibliotecaris de Catalunya, de la que luego se originaría el Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya, la SOCADI (Societat Catalana de Documentació) y la Coordinadora de Documentació Biomèdica de Catalunya y por este mismo orden de enumeración podríamos reflejar la antigüedad y el valor representativo u oficial de cada ente, desde la ABC, la más antigua y oficial, hasta la CDBC, la última en el tiempo y formada de forma voluntarista en los años 80 por el personal que había en las bibliotecas universitarias, de hospitales, de laboratorios, etc. Aunque el Catàleg lleva una introducción de Roser Cruells, que había sido bibliotecaria en el Hospital de Sant Pau durante muchos años, no había no solo ya una estructura piramidal con alguien que sobresaliera, sino que incluso no había una estructura, se funcionaba gracias a unas reuniones que se solían celebrar regularmente pero no asiduamente a las 5 de la tarde en alguno de los centros donde trabajábamos, por lo general en la Acadèmia de Ciències Mèdiques, cuando estaba en el Passeig de la Bonanova.
Este tipo de organización queda muy bien representada en la página de créditos, cuyo texto traduzco: "La elaboración y la edición de esta publicación ha sido posible gracias al trabajo voluntario y desinteresado, dentro del nivel de las posibilidades y benevolencias de cada cual: Roser Boada, Carme Camps, Ramona Casas, Núria Castells, Roser Cortina, Jordi Craven-Bartle, Roser Cruells, Josefina Dupré, Maria Forns, Àngels Jubert, Juan de la Lastra, Joaquima Maicas, Mercè Miralles, Anna Mª Planet, Josefina Ramis, Amèlia Ramos, Rosaura Rubio, Gemma Serra, Domènech Turuguet, Ascensión Zubiri". También ofrezco más adelante, como información adicional, no para el recuerdo sino como modelo la introducción que escribió Roser Cruells.
Tengo que indicar, antes de seguir con el título del catálogo, que yo por aquel entonces me encontraba en la Biblioteca del Col·legi Oficial d'Odontòlegs i Estomatòlegs de Catalunya, donde estaba organizando la colección, en su mayor parte anterior a la guerra, y haciendo las adquisiciones y labores precisas para relanzarla con unos fondos adecuados para los colegiados. El año 1985 pasé a la Biblioteca del Hospital de Bellvitge, donde había estado creo que 3 o 4 años Àngels Jubert, que figura en la lista de los créditos puesto que había incorporado las publicaciones periódicas de su colección, que no eran pocas, más o menos unos 300 títulos entre 1974 y el año de autos. Tuve la suerte de haber tratado por aquel entonces y durante 9 años a algunas de los profesionales que aparecen en la lista, singularmente a Ramona Casas, Roser Cruells otra vez, Rosaura Rubio, Domènech Turuguet y a Ascensión Zubiri, que primero había estado en el Hospital de l'Esperança y después pasó al Hospital del Mar.
Aunque ya habían ordenadores en las bibliotecas, y de hecho lo raro es que en los hospitales hubiera algún ordenador en algún sitio que no fuera la Biblioteca, a pesar de que se usaron para elaborar el Catàleg,  el producto final fue un libro impreso y con una parte aún substanciosa de todo el proceso hecha por los métodos tradicionales no automatizados. Sin embargo, tal y como se puede apreciar en las imágenes que incluyo, la tipografía adopta el tipo de fuente Epson que hace 30 años convivía con Courier en las impresoras por lo general matriciales. También aquellos primeros recursos informáticos dejan un rastro, tal vez no apreciable para la gente más joven "nativa informática", un índice permutado, que nos retrotrae a una década en que lo más de los más eran los índices KWIC (Key Word in Context) y KWOC (Key Word Out of Context). No es que los índices hayan desaparecido, claro está, pero su trama no es ya perceptible porque forma parte de la manera de funcionar intrínseca cibernética. El Catáleg que se editó el año 1990 contó con muchas más bibliotecas (de 24 se pasó a 57), y general, sin entrar en detalles, con más recursos, puesto que incluso contó con una persona al frente o a la zaga (Lluïsa Amat) imprimiendo un gran impulso de dedicación, energía y profesionalidad.
Estos catálogos colectivos también expresan los altibajos de las bibliotecas, incluso sus apariciones y desapariciones, la volubilidad o inconsistencia de quienes aprueban los presupuestos de las renovaciones sea a la alza o a la baja, los sacrificios económicos, que siempre han afectado a las bibliotecas incluso en temporadas de bonanza financiera. El catálogo de 1984 muestra 1748 entradas -que representaban el año en curso- y el de 1990 10402, con todas las colecciones y sus datos, siempre teniendo en cuenta que además se incorporaron muchos centros y algunos de ellos muy importantes. Pero es justo decir que sin el catálogo de 1983 probablemente no se hubiera podido hacer el de 1990. Y tambiés es justo afirmar que es el antecedente del actual C17 (Catálogo de Publicaciones Periódicas en Bibliotecas de Ciencias de la Salud Españolas).



La "Introducció", que he reproducido tal cual en Picasa, también  la traduzco aquí literalmente:
INTRODUCCIÓN
La Coordinadora de Documentació Biomédica (CDB) nació a principios de 1983 a raíz de una iniciativa de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears, siendo el bibliotecario el Dr. Jordi Craven-Bartle. La Acadèmia hizo una llamada a diversas instituciones para establecer una colaboración que hiciera posible afrontar colegiadamente la problemática creciente del volumen y los costos de la información en medicina.  Esta iniciativa coincidió con la que había tenido, hacía tiempo, la Associació de Bibliotecaris, que preocupada también por estas cuestiones, había promovido un grupo de trabajo para el fomento de las bibliotecas médicas.
El aumento constante del coste de las publicaciones obligaba a coordinar esfuerzos, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro país, a la falta de recursos se añade la desorganización y la dispersión de documentos.
Pronto unas diez instituciones respondieron a la llamada de la Acadèmia y se constituyó la CDB. Durante el año 1983, se adhirieron otros centros hasta llegar a los 24 que figuran en el catálogo.
Esperando su formalización legal, la Coordinación ya ha iniciado las labores que se impuso y que han dado como primer resultado visible este catálogo, el cual es un instrumento de trabajo mínimo para poder llevar a término los objetivos de coordinación.
Se trata de un catálogo colectivo de las publicaciones periódicas recibidas en las bibliotecas del grupo durante el año 1983. La Coordinadora conoce las limitaciones de un catálogo ceñido a una lista de revistas recibidas durante un año concreto; pero se ha considerado preferible editarlo rápidamente. Por lo tanto se ha pospuesto la confección de un catálogo completo de las colecciones que tienen las Bibliotecas de la Coordinadora. Actualmente faltan los datos de las publicaciones, la clasificación por años, por materias, etc.,... Todo se incluirá en los planes de trabajo que habría que concluir el año 1984. También se preve la automatización coordinada de los catálogos de las bibliotecas del grupo.
Estos objetivos, ambiciosos, pero que responden a unas necesidades absolutamente reales, no se podían llevar a la práctica sin contar con la orientación de nuestras instituciones que en nuestro país se encargan de la política bibliotecaria, de la investigación y la búsqueda. Naturalmente tampoco era posible sin su ayuda económica; es así como, a petición de la CDB, la Comissió Interdepartamental de Recerca i Innovació Tecnològica, CIRIT, ha facilitado la edición de este catálogo, iniciando un soporte efectivo del que aún no se han acabado de poner los hitos para limitar su amplitud.
Entre las bibliotecas que forman la Coordinadora hay públicas, semipúblicas y privadas. Estas últimas pertenecen casi todas a laboratorios farmacéuticos y no están abiertas al público. Con todo, informan de lo que disponen y ofrecen sus publicaciones, de las cuales se pueden pedir fotocopias por teléfono o por correo.
Pedimos a las personas que quieran hacernos sugerencias, colaborar con los trabajos de la CDB o rectificar posibles errores, que nos lo hagan saber. La Coordinadora es una entidad abierta y su función puede ser  alentadora para todos los que quieran trabajar, de alguna foma, para dejar nuestro país un poco mejor de lo que lo hemos encontrado.
Roser Cruells i Serra
Secretària de la CDB


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