24/2/13

30 años del Catàleg Col·lectiu de Biblioteques Biomèdiques

El año que viene hará 30 años que se publicó el Catàleg Col·lectiu de les Publicacions Periòdiques de les Biblioteques Biomèdiques. Aunque la cubierta tal y como se reproduce en el post muestra el año 1983, el libro salió a la luz en junio de 1984 con 5.000 ejemplares. Prácticamente, palabra por palabra, o sintagma por sintagma, solo con el título ya tendríamos qué comentar. Lo principal es que se trataba de un catálogo colectivo, que no se vaya a pensar nadie que había tantos. En el CCUC encuentro un Catàleg col·lectiu de revistes rebudes: sector financer  (1979), un Catàleg col·lectiu de revistes d'educació (1982) y por aquellos años nada más. El catálogo de revistas de educación lo había editado la Associació de Mestres Rosa Sensat.
En los años 80 teníamos en Barcelona la Associació de Bibliotecaris de Catalunya, de la que luego se originaría el Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya, la SOCADI (Societat Catalana de Documentació) y la Coordinadora de Documentació Biomèdica de Catalunya y por este mismo orden de enumeración podríamos reflejar la antigüedad y el valor representativo u oficial de cada ente, desde la ABC, la más antigua y oficial, hasta la CDBC, la última en el tiempo y formada de forma voluntarista en los años 80 por el personal que había en las bibliotecas universitarias, de hospitales, de laboratorios, etc. Aunque el Catàleg lleva una introducción de Roser Cruells, que había sido bibliotecaria en el Hospital de Sant Pau durante muchos años, no había no solo ya una estructura piramidal con alguien que sobresaliera, sino que incluso no había una estructura, se funcionaba gracias a unas reuniones que se solían celebrar regularmente pero no asiduamente a las 5 de la tarde en alguno de los centros donde trabajábamos, por lo general en la Acadèmia de Ciències Mèdiques, cuando estaba en el Passeig de la Bonanova.
Este tipo de organización queda muy bien representada en la página de créditos, cuyo texto traduzco: "La elaboración y la edición de esta publicación ha sido posible gracias al trabajo voluntario y desinteresado, dentro del nivel de las posibilidades y benevolencias de cada cual: Roser Boada, Carme Camps, Ramona Casas, Núria Castells, Roser Cortina, Jordi Craven-Bartle, Roser Cruells, Josefina Dupré, Maria Forns, Àngels Jubert, Juan de la Lastra, Joaquima Maicas, Mercè Miralles, Anna Mª Planet, Josefina Ramis, Amèlia Ramos, Rosaura Rubio, Gemma Serra, Domènech Turuguet, Ascensión Zubiri". También ofrezco más adelante, como información adicional, no para el recuerdo sino como modelo la introducción que escribió Roser Cruells.
Tengo que indicar, antes de seguir con el título del catálogo, que yo por aquel entonces me encontraba en la Biblioteca del Col·legi Oficial d'Odontòlegs i Estomatòlegs de Catalunya, donde estaba organizando la colección, en su mayor parte anterior a la guerra, y haciendo las adquisiciones y labores precisas para relanzarla con unos fondos adecuados para los colegiados. El año 1985 pasé a la Biblioteca del Hospital de Bellvitge, donde había estado creo que 3 o 4 años Àngels Jubert, que figura en la lista de los créditos puesto que había incorporado las publicaciones periódicas de su colección, que no eran pocas, más o menos unos 300 títulos entre 1974 y el año de autos. Tuve la suerte de haber tratado por aquel entonces y durante 9 años a algunas de los profesionales que aparecen en la lista, singularmente a Ramona Casas, Roser Cruells otra vez, Rosaura Rubio, Domènech Turuguet y a Ascensión Zubiri, que primero había estado en el Hospital de l'Esperança y después pasó al Hospital del Mar.
Aunque ya habían ordenadores en las bibliotecas, y de hecho lo raro es que en los hospitales hubiera algún ordenador en algún sitio que no fuera la Biblioteca, a pesar de que se usaron para elaborar el Catàleg,  el producto final fue un libro impreso y con una parte aún substanciosa de todo el proceso hecha por los métodos tradicionales no automatizados. Sin embargo, tal y como se puede apreciar en las imágenes que incluyo, la tipografía adopta el tipo de fuente Epson que hace 30 años convivía con Courier en las impresoras por lo general matriciales. También aquellos primeros recursos informáticos dejan un rastro, tal vez no apreciable para la gente más joven "nativa informática", un índice permutado, que nos retrotrae a una década en que lo más de los más eran los índices KWIC (Key Word in Context) y KWOC (Key Word Out of Context). No es que los índices hayan desaparecido, claro está, pero su trama no es ya perceptible porque forma parte de la manera de funcionar intrínseca cibernética. El Catáleg que se editó el año 1990 contó con muchas más bibliotecas (de 24 se pasó a 57), y general, sin entrar en detalles, con más recursos, puesto que incluso contó con una persona al frente o a la zaga (Lluïsa Amat) imprimiendo un gran impulso de dedicación, energía y profesionalidad.
Estos catálogos colectivos también expresan los altibajos de las bibliotecas, incluso sus apariciones y desapariciones, la volubilidad o inconsistencia de quienes aprueban los presupuestos de las renovaciones sea a la alza o a la baja, los sacrificios económicos, que siempre han afectado a las bibliotecas incluso en temporadas de bonanza financiera. El catálogo de 1984 muestra 1748 entradas -que representaban el año en curso- y el de 1990 10402, con todas las colecciones y sus datos, siempre teniendo en cuenta que además se incorporaron muchos centros y algunos de ellos muy importantes. Pero es justo decir que sin el catálogo de 1983 probablemente no se hubiera podido hacer el de 1990. Y tambiés es justo afirmar que es el antecedente del actual C17 (Catálogo de Publicaciones Periódicas en Bibliotecas de Ciencias de la Salud Españolas).



La "Introducció", que he reproducido tal cual en Picasa, también  la traduzco aquí literalmente:
INTRODUCCIÓN
La Coordinadora de Documentació Biomédica (CDB) nació a principios de 1983 a raíz de una iniciativa de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears, siendo el bibliotecario el Dr. Jordi Craven-Bartle. La Acadèmia hizo una llamada a diversas instituciones para establecer una colaboración que hiciera posible afrontar colegiadamente la problemática creciente del volumen y los costos de la información en medicina.  Esta iniciativa coincidió con la que había tenido, hacía tiempo, la Associació de Bibliotecaris, que preocupada también por estas cuestiones, había promovido un grupo de trabajo para el fomento de las bibliotecas médicas.
El aumento constante del coste de las publicaciones obligaba a coordinar esfuerzos, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro país, a la falta de recursos se añade la desorganización y la dispersión de documentos.
Pronto unas diez instituciones respondieron a la llamada de la Acadèmia y se constituyó la CDB. Durante el año 1983, se adhirieron otros centros hasta llegar a los 24 que figuran en el catálogo.
Esperando su formalización legal, la Coordinación ya ha iniciado las labores que se impuso y que han dado como primer resultado visible este catálogo, el cual es un instrumento de trabajo mínimo para poder llevar a término los objetivos de coordinación.
Se trata de un catálogo colectivo de las publicaciones periódicas recibidas en las bibliotecas del grupo durante el año 1983. La Coordinadora conoce las limitaciones de un catálogo ceñido a una lista de revistas recibidas durante un año concreto; pero se ha considerado preferible editarlo rápidamente. Por lo tanto se ha pospuesto la confección de un catálogo completo de las colecciones que tienen las Bibliotecas de la Coordinadora. Actualmente faltan los datos de las publicaciones, la clasificación por años, por materias, etc.,... Todo se incluirá en los planes de trabajo que habría que concluir el año 1984. También se preve la automatización coordinada de los catálogos de las bibliotecas del grupo.
Estos objetivos, ambiciosos, pero que responden a unas necesidades absolutamente reales, no se podían llevar a la práctica sin contar con la orientación de nuestras instituciones que en nuestro país se encargan de la política bibliotecaria, de la investigación y la búsqueda. Naturalmente tampoco era posible sin su ayuda económica; es así como, a petición de la CDB, la Comissió Interdepartamental de Recerca i Innovació Tecnològica, CIRIT, ha facilitado la edición de este catálogo, iniciando un soporte efectivo del que aún no se han acabado de poner los hitos para limitar su amplitud.
Entre las bibliotecas que forman la Coordinadora hay públicas, semipúblicas y privadas. Estas últimas pertenecen casi todas a laboratorios farmacéuticos y no están abiertas al público. Con todo, informan de lo que disponen y ofrecen sus publicaciones, de las cuales se pueden pedir fotocopias por teléfono o por correo.
Pedimos a las personas que quieran hacernos sugerencias, colaborar con los trabajos de la CDB o rectificar posibles errores, que nos lo hagan saber. La Coordinadora es una entidad abierta y su función puede ser  alentadora para todos los que quieran trabajar, de alguna foma, para dejar nuestro país un poco mejor de lo que lo hemos encontrado.
Roser Cruells i Serra
Secretària de la CDB


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