27/3/14

Ciencia y caridad

Repaso un capítulo del libro de Michel Foucault, La vida de los hombres infames, el que lleva por título "Incorporación del hospital a la tecnología moderna". Vuelve a encontrarme un párrafo que reproduzco en su integridad (las negritas son mías):
Con anterioridad al siglo XVIII el hospital era esencialmente una institución de asistencia a los pobres, pero al mismo tiempo era una institución de separación y exclusión.
[...]
Decíase en aquellos tiempos –y con razón- que el hospital era un lugar para ir a morir. El personal hospitalario no estaba destinado a curar al enfermo sino a conseguir su propia salvación. Era un personal caritativo (religioso o laico) que estaba en el hospital para hacer obras de misericordia que le garantizaran la salvación eterna (*)
Invariablemente, este retazo de uno de los mejores libros de este filósofo antipsiquiatra, y aún otros mucho mejor, nos recordará a los que conocemos algo los hospitales por de dentro, cómo fácilmente adopta funciones transversales, secundarias y hasta incidentales, para provecho no precisamente de la salud en general y en particular, sino formando parte de un engranaje. Los hospitales captan lo mejor y lo peor de nuestro tiempo. Es habitual que los ladrones se fracturen un fémur.
Pero lo que nos traería aquí hoy es como el paso de los hospitales caritativos a los hospitales científicos conllevó que se registraran por escrito los casos. Piénsese, como hemos podido ver en los libros de registro del Hospital de Sant Pau medieval, que lo único que se apuntaba entonces era el nombre, filiación y pertenencias de los que allí ingresaban solemnemente pobres. Enlazo una página de un libro de registro del siglo XVI, actualmente en la Biblioteca de Catalunya.
"Hasta mediados del siglo XVIII quien ejercía el poder era el personal religioso, raramente laico, encargado de la vida cotidiana del hospital, la salvación y la asistencia alimentaria de las personas internadas. Se llamaba al médico para atender a los enfermos más graves, y más que una accción real se trataba de una garantía, una justificación. La visita médica era un ritual muy irregular, en principio se hacía una vez al día y para centenares de enfermos. Por añadidura el médico dependía administrativamente del personal religioso, el cual podía incluso despedirlo.
[...]
Finalmente se implanta la obligación de que los médicos confronten sus experiencias y sus registros –por lo menos una vez al mes, de acuerdo con el reglamento del Hôtel-Dieu en 1785- para averiguar los distintos tratamientos administrados, los que han resultado más satisfactorios, los médicos que tienen más éxito, si las enfermedades epidémicas han de pasar de una sala a otra, etcétera.
De esta manera se forma una colección de documentos en el seno del hospital, y éste se constituye no sólo en un lugar de cura sino también de registros y de adquisición de conocimientos. Por tanto, el saber médico, que hasta el siglo XVIII estaba localizado en los libros, en una especie de jurisprudencia médica concentrada en los grandes tratados clásicos de medicina, empieza a ocupar un lugar, no en los textos, sino en el hospital; ya no se trata de lo que fue escrito e impreso sino de lo que todos los días se registra en la tradición viva, activa y actual que representa el hospital.
Es así como llega a afirmarse, en el periodo de 1780-1790, la formación normativa del médico en el hospital. Esta institución, además de ser un lugar de cura, es también un lugar de formación médica.” (*)
Es apasionante ver el proceso desde el hospital como lugar donde aislar a enfermos, indigentes, etc. a veces por la propia salvación espiritual de los benefactores, pasó a convertirse en un lugar de orden y análisis, y de formación científica. Sabemos que sin ese proceso serían inconcebibles las publicaciones científicas que ahora lo son por antonomasia, las publicaciones periódicas.
A través de la historia de los hospitales como instituciones sanitarias también nos es dado advertir las debilidades y las fortalezas de las sociedad humana. Que los hospitales no son ajenos a la vida económica y sus bonanzas, intereses, abusones, terciaristas, etcétera:
"¿Cómo se produjo la transformación, es decir, cómo se medicalizó el hospital y cómo se llegó a la medicina hospitalaria?
[...]
Esta hipótesis de que la “medicalización” se produjo gracias a la eliminación del desorden que causaba puede confirmarse por el hecho de que la primera organización hospitalaria de Europa se encuentra en el siglo XVII, esencialmente en los hospitales marítimos y militares. El punto de partida de la reforma hospitalaria no fue el hospital civil sino el marítimo, lo que se debió a que este último era un lugar de desorden económico. A través de él se traficaban mercancias, objetos preciosos, materias raras, especias, etc., procedentes de las colonias. El traficante fingía estar enfermo y al desembarcar lo llevaban al hospital, donde escondía los objetos y eludía así el control económico de la aduana. Los grandes hospitales marítimos de Londres, Marsella o La Rochelle eran lugares de un enorme tráfico contra el que protestaban las autoridades fiscales" (*).
[...]

"Ciencia y caridad" (Pablo Ruiz Picasso, 1895)
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(*) Michel Foucault, “Incorporación del hospital a la tecnología moderna”, La vida de los hombres infames, págs. 70-78.


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22/3/14

Equipos de trabajo de película


"Un equipo no es un conjunto de personas adscritas a determinados puestos de trabajo, sino una congregación de personas donde cada uno de ellos desempeña un rol que es comprendido por el resto de miembros. Los miembros de un equipo negocian entre sí el reparto de roles y desempeñan de manera más eficaz aquellos que les son más naturales."
Dr. R. M. Belbin

"Por eso vemos frecuentemente
la sabiduría pobre puesta al servicio de la opulenta ignorancia"
(W. Shakespeare, A buen fin no hay mal principio, Esc. 1, Acto 1)


En los años 70, Meredith Belbin y su equipo llevaron a cabo una investigación en la Henley Business School (Reino Unido) durante la que observaron múltiples equipos de trabajo con el fin de descubrir el motivo de estas diferencias. Analizar las dinámicas de funcionamiento de los equipos para descubrir si las dificultades se podían predecir y evitar.
Se caracterizaron 9 roles en los equipos de trabajo. Todo rol de equipo además de aportar una fortaleza o contribución (*), lleva asociada una debilidad (**) permitida en el equipo en la medida que lleve asociada una fortaleza.
Los 9 roles son: los "cerebros" (en algunos textos los plant han sido traducidos como "Creadores"), los investigadores de recursos (resource investigators), los evaluadores (monitor evaluators),  los coordinadores (coordinators), los implementadores (implementers), los finalizadores (completers o finishers), los cohesionadores (team workers) , los impulsores (shapers) y los especialistas (specialists). Se podría añadir que cada rol se configura en relación a los otros, de manera que como ocurre con otras clasificaciones -estoy pensando en el famoso eneagrama- nadie es per se y en puridad solo de una forma. Ocurre más bien que de acuerdo con la propia forma de ser cada cual asume en determinadas circunstancias un rol y que siempre que se producen determinadas circunstancias está claro que se perfilarán determinados roles.
En algún recreación de estas dinámicas en un curso de reciclaje se nos invitaba incluso a adoptar un rol con el que no nos identificaríamos en absoluto, con el objetivo de comprender mejor las debilidades y las fortalezas y como se contrapesan las actitudes.
Para los que se resisten a estas teorías de psicología social podríamos remitirlos a un más tradicional y llano ejemplo de nuestro acervo cultural, el de los burros y los señores: "Mientras haya burros siempre habrá gente que vaya a caballo". O algo así.
*
Saliendo del campo de la psicología del trabajo podríamos referirnos a otras dinámicas. Por ejemplo a la de la espléndida película "El apartamento" (Billy Wilder, 1960). En ella el empleado de una compañía de seguros de Manhattan (Jack Lemmon) con unas ciertas ambiciones presta ocasionalmente su apartamento a sus superiores -no sin sacrificios- para que estos puedan mantener allí citas amorosas extramatrimoniales. La situación cambia cuando el empleado se enamora de una ascensorista (Shirley MacLaine), cuando descubre que es la amante de uno de sus jefes. Después vimos a Jack Lemmon en "Irma la Dulce" (Billy Wilder, 1963) haciendo el papel de enamorado y honrado a la vez, como una especie de San José pero por lo civil y en los alegres años 60. En esta ocasión Jack Lemmon hace el papel de policía convertido en chulo y Shirley MacLaine el de prostituta de Les Halles, cuando Les Halles tenía un mercado.

La serie televisiva "Mentes criminales" (2005-), que ya va por su novena temporada, es otro ejemplo de los muchos que hay de cómo los guiones entreveran en la trama de la investigación de un crimen el elemento amoroso. Y, aunque yo no me conozco bien la serie, he advertido un cierto juego entorno a la posible atracción de Penélope García (la hacker sexy) y Derek Morgan, que tiene un físico imponente y formidable, y como inspector del FBI es un tipo duro y de una pieza. En algunas series televisivas muy largas estas alegrías se llevan al agotamiento de posibilidades y yo he visto alguna serie no policiaca en donde todos y/o todas se habían embrollado con todas y/o todos, etcétera.
Lo que siempre me ha parecido muy atractivo de "Mentes criminales" no ha sido tanto mi afición por la criminología, que ha estado muy de moda últimamente. Tampoco mi fascinación por el mundo de los asesinos en serie. Lo que hace muy especial esta película es lo bien perfilados que están los personajes secundarios, de manera que permiten a los guionistas ponerlos en primer plano o difuminarlos según vaya el episodio u otros condicionamientos. Y, lo que aún me gusta más, es que la Unidad de Análisis de la Conducta no solo trabaja en equipo, es que trabaja como equipo. Cada cual resalta por una especial habilidad para lo que sea y en muchos casos vemos que los casos los van resolviendo como una puesta en común, una tormenta de ideas o repartiendo en algunos casos los trabajos sin que se ejerza -al menos no por todo argumento- una presión (o extorsión) jerárquica.
Es muy difícil, acostumbrados como estamos por ejemplo al predominio de los papeles protagonistas en el cine, pensar que todos somos personajes secundarios.
Que en nuestros centros de trabajo el volumen de la actividad esté mal repartida o que casi nadie adopte el rol que se ajusta más a sus expectativas o habilidades es en gran medida una realidad y una fuente de frustración. Hay mucho coordinator haciendo de cerebro o de impulsor, y no.
Yo a veces quisiera tener como Penélope García, la hacker de "Mentes criminales" varias pantallas y un pinganillo para poder trabajar mejor en varios asuntos (y para tener un compañero como Derek Morgan).

Kirsten Vangness en su papel de Penélope García en "Mentes criminales"

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(*) El rol del cerebro es: ser creativo, imaginativo, poco ortodoxo. Resolver problemas difíciles. El rol de investigador de recursos es: extrovertido, entusiasta, comunicativo. Busca nuevas oportunidades. Desarrolla ontactos. El rol del coordinador es: ser maduro, seguro de sí mismo. Aclara las metas a alcanzar. Promueve la toma de decisiones. Delega. El rol del impulsor es: ser retador, dinámico, trabaja bien bajo presión. Tiene iniciativa y coraje para superar obstáculos. El rol del monitor-evaluador es: ser serio, perspicaz y estratega. Percibe todas las opciones. Juzga con exactitud. El rol del cohesionador es: ser cooperador, apacible, perceptivo y diplomático. Escucha e impide los enfrentamientos. El rol del implementador es: ser disciplinado, leal, conservador y eficiente. Transforma las ideas en acciones. El rol del finalizador es: ser esmerado, concienzudo, ansioso. Busca los errores y las omisiones. Realiza las tareas en el plazo establecido. El rol del especialista es: interesarse por una cosa a un tiempo, ser cumplidor del deber. Aporta cualidades-conocimientos técnicos específicos.
(**) Los cerebros pueden ser poco ortodoxos u olvidadizos. Los investigadores de recursos pueden olvidarse de dar seguimiento a las iniciativas. Los monitores evaluadores pueden ser demasiado críticos y pausados. Los coordinadores pueden delegar en exceso dejando para sí mismos poco trabajo que hacer. A los implementadores puede costarles renunciar a sus planes a favor de cambios positivos. Los finalizadores pueden ser acusados de llevar su perfeccionismo al extremo. Los cohesionadores pueden ser indecisos cuando sea necesario tomar decisiones poco populares. Los impulsores corren el riesgo de llegar a ser agresivos y mal humorados en su afán de que las cosas se hagan. Los especialistas pueden tender a centrarse casi exclusivamente en su área elegida de trabajo.

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14/3/14

La Biblioteca Cambó (Hospital de Sant Pau)

"L'estructura dels dos cossos laterals és de tres nivells i conté una decoració menys sumptuosa que el cos central, amb grans finestrals envitrallats en el nivell de la planta baixa, finestres geminades al primer pis i trilobulades al segon. En totes dues edificacions, l'extrem que dóna al carrer és més ample que la resta del bloc i al seu interior allotja sales nobles; al costat de llevant hi ha la biblioteca Cambó i a ponent la sala de l'arxiu, uns espais que varen ser malmesos amb un aprofitament «més funcional» durant el segle XX i que actualment s'estan recuperant" (Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Viquipèdia, consultado: 14 de marzo de 2014)





reo que los barceloneses no son plenamente conscientes de la historia del Hospital de Sant Pau, un hospital con 600 años. Leo en su web: "El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau tiene sus orígenes en el año 1401 con la fusión de los seis hospitales que había entonces en Barcelona. Así nació el Hospital de la Santa Creu. A finales del siglo XIX, debido al crecimiento de la ciudad y a los avances de la medicina, el Hospital se queda pequeño y se plantea la construcción de un nuevo edificio. Gracias al legado del banquero Pau Gil, el 15 de enero de 1902 se coloca la primera piedra del nuevo edificio. Al antiguo nombre de la Santa Creu se añade el de Sant Pau para respetar la voluntad de su benefactor. El arquitecto Lluís Domènech i Montaner fue el encargado del proyecto. Con los años este proyecto ha hecho del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau el edificio civil más relevante del modernismo catalán".

Hace un tiempo dedicamos aquí un post al nuevo Hospital de Sant Pau y ya nos referimos a esta larga historia. Mientras tanto, el edificio modernista ha sido en parte rehabilitado y temporalmente se ha abierto al público para que pueda ser admirada esta obra.

Cuando yo aún estaba estudiando en la Escola de Biblioteconomia i Documentació, hoy Facultat de Documentació, en el que fue el edificio medieval y más concretamente en el que había sido el pabellón de los leprosos, hice parte de mis prácticas de biblioteca especializada en la del Hospital de Sant Pau. Su directora, Carmen Larrucea, me ofreció a partir de ahí una beca para intentar reflotar la Biblioteca Cambó. Y allí pasé muchas tardes, por lo que recuerdo vivamente que era una de las dependencias más bellas -aunque es difícil establecerlo- de todo el Hospital. Está en el primer piso del Pabellón de Administración, que es el que tiene la puerta noble del recinto. Lado Ponent. Tiene dos alas y entonces había en una los libros de ciencias y en otra los de humanidades. No me sé la historia y por lo tanto no puedo decir si fue concebida como biblioteca. Lo que puedo decir es que es difícil olvidar aquellas bóvedas y arcos, aquellas cerámicas, el suelo, el olor de la madera, el azul de las vidrieras, tan llamativo.

En aquel hospital medieval donde estudié Biblioteconomía no quedaba ni rastro de la lepra, estoy segura. Pero pasábamos tantas horas allí y las paredes eran tan gruesas que al salir la luz del sol dañaba nuestros ojos como si saliéramos de la ultratumba. El hospital modernista tenía por el contrario tanta luz que para mí resultaba difícil no sumergirme en aquella claridad y en aquella belleza. Allí nació un ahijado, a finales de los años 70. El pabellón donde lo alumbraron mientras yo esperaba en una sala de espera que era como un cenador, tenía el techo en arco y totalmente cubierto con una cerámica de color azul turquesa que era absolutamente un sueño. Un sueño bonito por demás. Después hice mis prácticas en lo que fue la Biblioteca y antes había sido la Farmacia. Luego, como les digo, hice la beca en la Biblioteca Cambó. Al cabo de unos años operaron allí a una amiga de un cáncer de útero que evolucionó muy bien.

El Hospital nuevo tiene una entrada faraónica, que nos recuerda aquellos halls de los famosos no-lugares que refiere Marc Augé. Y sin embargo me pareció observar que el personal no disfrutaba de ese espacio diáfano o de otros, que hay enfermeros de turnos de 12 horas que trabajan sin luz natural toda la jornada. Por un decir.

Podríamos hablar horas sobre la evolución arquitectónica de los hospitales e incluso de la de las bibliotecas. Y de que la historia de las personas se entrevera en la historia de los edificios de tal manera que creo poder afirmar -si me permiten que les excuse de más explicaciones- que no haré nada por volver a ver la Biblioteca Cambó. Que es cierto lo que decía aquel hombre, que no hay que volver a los sitios donde uno fue feliz.

Se pueden ver más detalles de la bóveda aquí. Foto de Amadalvarez
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"L'Hospital de la Santa Creu i Sant Pau té els seus orígens l'any 1401 amb la fusió dels sis hospitals que hi havia aleshores a Barcelona. Així va néixer l'Hospital de la Santa Creu. A finals del segle XIX, degut al creixement de la ciutat i als avenços de la medicina, l'Hospital queda petit i es planteja la construcció d'un nou edifici.
Gràcies al llegat del banquer Pau Gil, el 15 de gener de 1902 es col.loca la primera pedra del nou edifici. A l'antic nom de la Santa Creu s'hi afegeix el de Sant Pau per respectar la voluntat del seu benefactor. L'arquitecte Lluís Domènech i Montaner va ser l'encarregat del projecte. Amb els anys aquest projecte ha fet de l’Hospital de la Santa Creu i Sant Pau l'edifici civil més rellevant del modernisme català."


Me comenta una compañera de mi Hospital que ha hecho la visita del espacio rehabilitado que podría ser que hubieran transformado el espacio que reproduzco arriba en un auditorio de doble altura. Es decir, las bovédas y los elementos arquitectónicos habrían quedado igual, a excepción del suelo. Y las estanterías han desaparecido. 

P.S. Me confirman (véanse los comentarios) que el espacio -tal y como yo lo conocí- fue muy alterado para adecuarlo a ser un auditorio o por la rehabilitación. Los libros y las estanterías ya no están. 

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Guía de UpToDate (actualizada)

UpToDate 

En los hospitales y ambulatorios catalanes además de poder acceder a UpToDate a través de internet también lo tenemos en el SAP, en el menú llamado "Pla de Medicació Comunitària" al clicar el icono de Biblioteca, que está representado por libros.



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12/3/14

Clics y tics

El pasado viernes el blog de Scopus anunció en un post titulado Mendeley Readership Statistics available in Scopus una nueva función en su plataforma. En realidad, y pronto se aclara, lo que se ha introducido es un accesorio que permite ver las veces que se ha descargado un artículo al gestor bibliográfico Mendeley, del que aquí recientemente subimos una guía de uso:
"This new feature shows how many times Mendeley users have downloaded a specific article to their libraries".
Este dispositivo promete ser si no una alternativa, sí un complemento a los mecanismos bibliométricos tradicionales: "As a complement to traditional citation metrics, Mendeley readership can demonstrate alternative types of academic influence." Y obviamente se inserta en lo que viene siendo la web 2.0. y los clics en las redes sociales como trasunto de las simpatías o adhesiones a los posts en Twitter, Facebook, Youtube, etcétera.

Precisamente hoy he sabido a través de mi Facebook que de un "sondeo" [sic] en la web de Antena 3 ha resultado que la Corredera cordobesa se considera la mejor plaza de España. Donde la Corredera ha obtenido 308.927 clics, la Plaza Mayor de Salamanca ha obtenido 70.958 clics inmersos en un total de 880.000 clics.

Perdonen que me haya desviado hacia otro tema, en el que queda resaltado algo de lo que ya hemos dado fe aquí, lo fácil que es clicar y cómo probablemente -de "probar" y de "mente"- la gente cuyo criterio estaría más formado para distinguir con sus preferencias una plaza de las muchas que tenemos en España no es precisamente la que entrará en la página web de Antena 3 para votar por su favorita. Al final, después de casi 7 años de mi post sobre Andrew Keen y otros profetas de internet, tendré que darle la razón -es una manera de hablar- y admitir que la llamada inteligencia colectiva es más bien la ignorancia llevada a su techo más colosal.

Que alguien se descargue una referencia de Scopus en su cuenta de Mendeley no indica en modo alguno que se lo vaya a leer, indica simplemente que se ha interesado por ese documento y que a continuación lo podrá leer o no, también dependiendo de si tiene acceso a la revista o no lo tiene, que ese es otro tema. Otros índices bibliométricos, como el factor de impacto -asociado no a los artículos concretos sino a revistas, cuentan entre todas las objeciones posibles con el fuerte de que proviene en gran parte de las citas obtenidas por otros autores. Para bajarse un registro a Mendeley no hace falta ser un autor. De hecho, nuestra propia abuela podría bajarse un registro nuestro a su Mendeley sin ser ni nativa ni emigrante digital ni mucho menos, solo por gusto. Incluso podría descargarlo cientos de veces, como he podido comprobar.

En la parte superior derecha se observa el desglose de los 12 clics a la referencia
 
Desde luego está claro que cuando en PubMed nos encontramos con enlaces al texto completo que nos prometen... eso, el texto completo, y que en realidad lo que nos permiten es acceder a una carta de pago, también lo que ocurre indirectamente es que estamos mostrando nuestro interés por una información, por esa información. Esos enlaces no los incrustra PubMed o su productor, la National Library of Medicine, sino que son informaciones de valor añadido que se nos permite añadir a las bibliotecas, a los editores, etc. 

En la parte superior derecha se observa un botón para acceder al texto completo del artículo

Es decir, en realidad solo podremos acceder al texto completo del artículo si tenemos una subscripción en regla. Lo que podría ser una facilidad para los subscriptores se convierte en un escollo para los usuarios que van navegando por botones que captan su atención y su clic para llevarlos en muchos casos hasta una carta de pago bastante disuasoria.


Por lo tanto está claro que los clics con los que vamos dejando nuestro rastro por internet les permiten a editores, analistas y a cualquiera que está tras las bambalinas de las webs, medir la incidencia de su trabajo y de sus productos. Podemos, bajo ese punto de vista, creer que organizaciones como la que hay detrás de www.change.org analizan nuestras tendencias o las tendencias en general. O habría que decir "las tendencias de las personas que están dispuestas a clicar" ¿Quién nos asegura la impermeabilidad de www.change.org?

Lo que sí es cierto y no vamos a afear es la oportunidad que nos brinda Scopus de obtener más información de la que veníamos recibiendo hasta ahora, e incluso de abrir un nicho de posibilidades para valorar los artículos a partir de un punto de vista insospechado. Otra cosa es que ese punto de vista suponga avance alguno para la ciencia.


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3/3/14

Buscar en PubMed (4): PubMed o CINAHL (Segunda parte)

En el post previo comentábamos cuestiones básicas para comparar PubMed y CINAHL (Cumulative Index to Nursing and Allied Health Literature). Nos valíamos de un ejemplo para sacar a colación cuestiones como el alcance de cada base de datos. El ejemplo nos servía para ilustrar el tema de las actualizaciones y el de las revistas que cubren. Sin embargo no ahondamos en el ejemplo ni cualitativa ni cuantitativamente ya que lo que aquí nos interesaba sugerir es la necesidad de usar PubMed y CINAHL consecutivamente siempre que hagamos una búsqueda bibliográfica de Enfermería.

No es que haya muchos estudios comparativos sobre PubMed y CINAHL, al menos a bote pronto, sin haber hecho una búsqueda bibliográfica exhaustiva y rigurosa como preconizaríamos. Estoy pensando en "A nursing qualitative systematic review required MEDLINE and CINAHL for study identification" publicado en el Hospital de Sant Pau, de 2005. O en otro más reciente, sobre una búsqueda en temas de telemedicina ("MEDLINE versus EMBASE and CINAHL for telemedicine searches"). Sobre la cobertura de las revistas indizadas en CINAHL se publicó  el año 2009 un brief , pero la comparación se establecía respecto a la base de datos Scopus. De este estudio nos interesa rescatar una frase: "More than a third of titles covered by CINAHL but not by Scopus are significant, at least to the extent that they are peer reviewed".  Y nos interesa porque nos recuerda que así como en PubMed la gran mayoría de las publicaciones, por no decir todas, son peer-reviewed, en CINAHL hay muchas publicaciones que no lo son. Esto nos permitiría sentar como hipótesis para futuras conclusiones que posiblemente el desfase de los resultados en una y otra base de datos pueden en realidad no ser significativos, por cuanto las más importantes o principales revistas de Enfermería y de Medicina, las de mayor incidencia, las encontraríamos en PubMed.

En este blog hay pequeñas guías del manejo de CINAHL, PubMed y también Scopus, de las que extraemos los principales datos. Obsérvese que Scopus se presenta como alternativa a la Web of Knowledge, hoy Web of Science, no como alternativa a PubMed. También habría que señalar, por si no queda suficientemente claro, que PubMed es un servicio o un producto de la National Library of Medicine de EEUU, por lo tanto es un servicio público de una biblioteca. A lo que habría que añadir que es gratuito desde 1996 si no me equivoco. Por el contrario, tanto Scopus como CINAHL son iniciativas privadas. A lo que habría que añadir que son accesibles por subscripción y previo pago de la tarifa convenida, respectivamente, por Elsevier y por Ebsco.




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