23/2/14

Las tapaderas



a hace un tiempo dedicamos un post a Set desk y Katherine Hepburn como bibliotecaria referencista ante Spencer Tracy como optimizador informático de un sistema que apenas conoce. En la primer capítulo de The big sleep o El sueño eterno (Raymond Chandler, ) Carmen Sternwood le dice a Marlowe "Es usted muy alto", a lo que el detective contesta "Ha sido sin querer". En la versión inglesa leemos 'Tall, aren't you?' she said. A lo que Marlowe contesta: 'I apologize for growing.' En la adaptación para el guión cinematográfico (The big sleep, Howard Hawks,1946), en el que intervinieron dos guionistas más además de William Faulkner, Marlowe fue interpretado por Humphrey Bogart, que no era muy alto, de manera que el diálogo se resolvió de manera que Carmen Sternwood le dice a Marlowe nada más verlo llegar "¿No es usted muy alto, verdad?", a lo que Marlowe responde "Bueno, yo... hice lo que pude".
La frase de la versión cinematográfica me sorprendió. Y no porque fuera áspera, dado que son las primeras palabras que se cruzan el detective y la hija de su cliente, ya que toda la película está salpicada de estos duelos dialécticos. No, me sorprendió, porque Marlowe-Humphrey Bogart no era tampoco lo que se dice bajo, tanto como para hacérselo notar. Así que aquí, como en otras ocasiones, hay que ir al original para saber de donde viene el cuento.
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Cuando Marlowe empieza investigar va a una librería de anticuario, Geiger's, pero antes entra en la Biblioteca Pública de Hollywood para buscar algún dato sobre primeras ediciones que le permita verificar si Geiger's es una tapadera o si Geiger's es realmente una librería. Marlowe devuelve el libro que ha consultado a la bibliotecaria referencista de la Biblioteca Pública de Hollywood y se establece uno de los duelos dialécticos que mencioné antes:
Bibliotecaria - ¿Ha encontrado lo que deseaba?
Detective - Sí, gracias.
Bibliotecaria - No parece usted un hombre interesado en primeras ediciones.
Detective - También hago colección de rubias.
La información que obtiene le permite verificar la solvencia de la librera de Geiger's, una tienda elegantísima medio vacía o medio llena. La librera -también eleganísima- lleva un gran broche en su vestido que representa al dios Shiva hindú danzando y cuando Marlowe le pregunta por un Ben-Hur de 1860 (Ben-Hur se publicó el 1880) no tiene los conocimientos para advertir la trampa, pero admitamos que tiene la intuición para sospechar. A continuación se va a la librería de enfrente, Acme, donde hay una librera de verdad y además intuitiva, con quien se acaban tomando un par de güisquis a puerta cerrada. 
Se dirá que estas escenas permitieron a Howard Hawks lucir a tres mujeres jóvenes y guapas (la bibliotecaria rubia y las dos libreras, la de tapadillo y la auténtica). La librera de Acme, en la presentación que les he preparado se quitará las gafas y se soltará la melena para tomar el güisqui, cosa que valida -por si alguien tiene alguna duda- que son unas escenas que despliegan el lado seductor del cine negro y, perdonen que lo vuelva a repetir, esas charlas breves, agudas, sutiles, ingeniosas, sagaces y un largo etcétera de sinónimos para la perspicacia. Entiendo la frase de la bibliotecaria ("No parece usted un hombre interesado en primeras ediciones") en esa dirección, No les recomiendo a las bibliotecarias ni al personal que atiende a los usuarios y a los lectores que muestren ese desparpajo o insolencia, pero está claro que aquí es un elemento de flirteo. Y hay que decir que hasta donde yo recuerdo el Marlowe de Chandler se fue derechito de casa del General Sternwood a la librería Geiger, y que la librera no nos resulta tan llamativamente guapa. La trama de la novela de Chandler es tan compleja que en la propia película no se aclaraban.
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Estos meros apuntes nos darían para establecer la famosa distinción entre las novelas y sus guiones. Yo no sé de ningún caso al revés, de alguna película que originara una novela, pero eso no quiere decir que no exista. También nos darían para recurrir al eterno arquetipo de las mujeres de las profesiones asociadas al libro, con gafas. Ya vimos aquí el atractivo de las escenas de Clark Gable y Carole Lombard en No man of her own (Wesley Ruggles, 1934). También nos permitiría tratar el no menos recurrente tema de las falsas apariencias, por la cual Geiger no es un librero sino un gángster y aunque su librería sea muy aparente y elegante, tiene mucho más de librería auténtica el establecimiento de enfrente, que no es tan peripuesto.

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Wesley Ruggles, 1934
(Wesley Ruggles, 1934)
(Wesley Ruggles, 1934)).

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